lunes, 29 de octubre de 2007

¿Respondemos ante los problemas?

Vivimos en un mundo de paradojas: “la vida todos los días nos espera con algo in-esperado”.
Sin embargo, en este mundo de alternativas nosotros podemos elegir qué es lo que vemos y sentimos ante una circunstancia, un hecho, una influencia.
Es así que cuando respondemos ante los problemas, aunque casi sin saberlo, nos basamos en dos enfoques muy personales:

Primero: Respondemos en base a lo que percibimos
Segundo: Respondemos en base a lo que buscamos .

Nuestra percepción, lo que vemos y sentimos está determinado por nuestros valores, creencias, por nuestra perspectiva con respecto a la vida y por nuestro nivel de discernimiento.
Lo que buscamos son nuestros deseos, nuestros valores, nuestro propósito.
Antes de poder entender los problemas y atacarlos eficazmente, debemos descubrir qué es lo que vemos y qué es lo que buscamos.
Si podemos ver el problema pero no tenemos deseos de resolverlo, consideraremos el problema tal cual es, pero nunca lo resolveremos.
Por otro parte, si deseamos realmente solucionar nuestros problemas pero no los vemos con la luz adecuada, nunca seremos efectivos para resolverlos.
Muchas veces tomamos un problema muy pequeño y lo convertimos en una terrible barrera en nuestras vidas. Eso generalmente sucede porque vemos al problema bajo una luz que no es la correcta.
A veces, los vemos según tres enfoques: las experiencias pasadas, el ambiente actual y la evaluación personal.
Si comenzamos con las experiencias pasadas, la forma en que hemos manejado los problemas en el pasado , esto influye en gran medida en la forma en que los vemos hoy. Ver los problemas desde esta perspectiva puede ser bueno o malo. Si hemos tenido buenas experiencias en el manejo de los problemas, podremos enfrentarlos bien en el futuro; si hemos tenido malas experiencias, probablemente continuemos igual hasta que comprendamos mejor como tratar con las dificultades.
Si los vemos a la luz de nuestro ambiente actual, necesitamos recordar algo: los problemas que nos rodean no son tan cruciales como las personas que nos rodean. Nuestros problemas no nos vencerán; pero, si las personas que nos rodean no saben manejar los problemas, entonces quizá sí seamos vencidos.

Hay dos maneras de responder a un ambiente lleno de problemas.
En primer lugar si somos el tipo de personas que esperamos vivir en una sociedad libre de problemas, llegaremos a sentirnos frustrados. Pero también debemos comprender que debemos estar atentos para que los problemas de este ambiente no arruinen nuestras vidas y menos aún, nuestro futuro.
Cada uno de nosotros debe ser capaz de vencer los problemas que son de nuestro tamaño. Es decir, las grandes personas solucionan grandes problemas, y las personas pequeñas solucionan problemas pequeños. Cuanto mejor es la imagen que cada uno tiene de sí mismo, mas dispuesto estará a arriesgarse a enfrentar un problema grande.
Los problemas pueden detenernos por un tiempo, pero solo nosotros podemos detenernos en forma permanente. No podemos enfrentar por mucho tiempo los problemas en una forma que no sea coherente con la imagen que tenemos de nosotros mismos. Si nos consideramos una persona con mucho valor, comenzaremos a atacar los grandes problemas. Podemos saber si crecemos emocional y espiritualmente por el tamaño de los problemas que estamos dispuesto a vencer o a resolver.
El tamaño de nuestros problemas está determinado no solo por cómo lo vemos, sino por lo que buscamos en la vida. El problema no es el problema. Los problemas nos vencen cuando nos falta un objetivo en la vida. Si tenemos una meta determinada no permitiremos que los problemas nos desvíen de nuestra meta. Si tenemos suficiente pasión por alcanzarla, la alcanzaremos.
Por eso a medida que nuestro objetivo, nuestro propósito crece, los problemas empequeñecen.
Además, nuestros problemas dejan de ser problemas cuando buscamos aprender .Los buenos líderes han aprendido este principio y casi siempre reciben satisfactoriamente los problemas en sus vidas, pues saben que los ayudarán a crecer y que el hecho de solucionarlos exitosamente les da una fuerte sensación de seguridad.


Cr. Rodolfo Pacher – Capacitador - Especialista en comportamiento organizacional

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