lunes, 19 de mayo de 2008

El éxito de una empresa radica, en gran parte, en la actitud y motivación de su gente


La zanahoria y el palo son motivadores externos muy persuasivos. Pero si Ud. trata a las personas como "burros", se desempeñarán como "burros".


Mucha gente piensa que la motivación se propicia, se da, es más que se puede “motivar a un equipo” por premios y castigos o por impulsores externos, detrás de los cuales corre la gente.
En la realidad, quien se encuentra a cargo de un equipo de trabajo rara vez sabe que la “zanahoria y el palo”, (motivadores simbólicos externos), cada vez son menos efectivos. Vale hacerse la pregunta si esta motivación es espontánea o forzada? Y... qué sucede cuando nos fuerzan a algo, cuánto dura?

Seguramente vamos a concluir en que forzar a alguien a motivarse es de por si una contradicción.

Entonces lograr la “automotivación” es la clave y esta se define como una fuerza interior, generadora de energía, cuya clave está en nuestro cerebro, en nuestro sistema perceptivo y en las influencias que recibimos en los distintos contextos.

En la empresa, el gran desafío es poder vincular las emociones y canalizarlas hacia metas y objetivos de desempeño.

Entonces liderar en este contexto significa algo más que zanahorias, algo más que hacer feliz a la gente, con la esperanza de que la gente haga las cosas como se debe. La responsabilidad de quienes lideran radica entonces en asegurar que la visión y la estrategia de la empresa generen el ambiente de “entusiasmo” en las personas, para que éstas comprometan sus capacidades y produzcan un sentido de urgencia que los haga entrar en acción continuamente.

La paradoja para quien conduce es : “el desafío es personal y de equipo”. Personal porque cuando estamos al frente de un equipo somos el espejo de nuestros dirigidos. Y por consiguiente la calidad de las acciones que emita tendrá un efecto directo en los resultados de la contraparte.

Nadie puede decir que el equipo es “poco creativo”, “chato”, “carente de ideas”, (aunque en la práctica se dice). En realidad cuando un equipo se comporta así lo más fácil es cambiar piezas. Sin embargo bien vale que comparemos este ejemplo con lo que sucede en los deportes: Cuando en un equipo el juego no se coordina y la gente está desmotivada, no se piensa en cambiar a todo el plantel, más bien se comienza mirando al Director técnico.
En las empresas la situación es similar. La motivación (energía imperceptible), es difícil de medir, pero es totalmente perceptible cuando se activa, ya que funciona como impulsor del ritmo y calidad del trabajo, de los procesos de cambio y de la innovación.

En tal sentido, las empresas difieren en intensidad y calidad de energía, de manera proporcional a quienes la conducen.

Cuando un trabajador sabe que puede expresar sus ideas y alternativas de cambio, sin tener que cuidarse de disentir con lo que opina “el jefe” (viejo concepto de los años 66), cuando sus aportes son tenidos en cuenta, cuando son participados en los procesos, cuando se le informan las modificaciones, cuando se comparte un logro, cuando se alienta a hacer cambios sin temor al error, entonces es cuando la persona experimenta un flujo de energía vital. Detrás de esta actuación siempre habrá un líder que sabe activar, con su accionar coherente, la energía de la gente.

Por el contrario, los síntomas de energía débil suelen ser obvios: apatía, e inercia, cansancio, inflexibilidad y menor esfuerzo. Detrás de ello, se pierde la elasticidad, se gana en mediocridad y se pierde la confianza, con lo cual la gente suele reaccionar o asumir una actitud pasiva. Ud. cree que una zanahoria o un garrote serán la clave?

Como vemos, todo se construye o se derrumba a causa del Liderazgo. Lo cierto es que no hay ejercicios ni fórmulas que aseguren un liderazgo exitoso.

Tan cierto como que ningún extremo es bueno, zanahoria o garrote? Amor o rigor? El líder que comprende como se desarrolla un proceso usa el mínimo posible de fuerza y administra las capacidades del equipo sin presionar a la gente.

Cuando se usa la fuerza o el poder del cargo la atmósfera se hace hostil: ni nutritiva ni abierta.

El líder que trata de “controlar” al grupo mediante la fuerza, en realidad no entiende el proceso del grupo y generalmente es esta fuerza la que termina costándole la adhesión de su equipo.

Empujar un proceso no es facilitarlo, en realidad es pararlo. Intervenir constantemente no es un sinónimo de habilidad, sino de falta de capacidad.

Esto se ve claramente en las empresas, cuando se ejecuta la jerarquía y se emiten órdenes a la gente, sin generar conciencia y responsabilidad.

Veamos un ejemplo:
Supongamos que nos ordenan “ser responsables”. Ud. cree que funcionará?. La respuesta es si y no.
Funciona si lo aceptamos por convencimiento, por convicción. No funciona si lo aceptamos por miedo, (y nuestro desempeño será mediocre o lleno de justificaciones).

Hay una gran diferencia entre instruir o ayudar a desarrollar la conciencia, la capacidad y motivación. Supongamos un ejemplo en el siguiente orden:

“Ivan, buscá una pinza que hay en el taller” ¿Qué hará Iván si no está allí? Seguramente vuelve y dice “donde me dijiste no hay ninguna pinza”, con lo cual la responsabilidad ha vuelto al origen, y no hay conciencia de la necesidad.
Por el contrario, si cambiamos el lenguaje y decimos que hay una pinza en el taller y quién quiere ir a buscarla? E Iván dice “yo”, si no la encuentra en su lugar, seguirá buscando, porqué? Porque en este caso se siente responsable. Qué hicimos de diferente? Le dimos la oportunidad de elegir y él la tomó.
Conclusión: Por sólo decir a alguien que sea responsable no lo hace sentirse responsable. Puede temer al fracaso y sentirse culpable, pero eso dista mucho de sentirse responsable.
Cuando alguien lidera, se percibe en cualquier contexto. El estado de “conciencia personal” del líder siempre crea un sano clima de apertura. Es esto en realidad lo que desata la energía organizacional de calidad, la motivación de la gente, y le da al líder estabilidad, flexibilidad y permanencia.

Aceptar la necesidad mutua equipo-líder, apreciar los aportes de todos, estar alerta y obrar con coherencia, son lineamientos sencillos de expresar, pero muy potentes a la hora de liderar!

El líder que ve claro, ilumina a los demás.

Cr.Rodolfo Pacher- Capacitador- Especialista en comportamiento organizacional

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