lunes, 12 de julio de 2010

Siempre podemos decidir, las cosas no pasan por casualidad

Nota Publicada en Diario Uno- Domingo 11 de julio 2010
Rodolfo Pacher, aborda asuntos inherentes a la Programación Neurolingüística.

La imagen que suele formarse en torno a los
contadores –para lo cual la facultad de donde egresan hace un gran y notable aporte– es la de quien reduce la vida –de personas y empresas– a dos columnas y alguna cosa más: debe y haber, impuestos y vencimientos, con márgenes estrechos –por no decir inexistentes– para la innovación y la creación.

El caso del contador Rodolfo Pacher –especialista en Programación Neurolingüística (PNL), y Gestión del Conocimiento y Capital Intelectual– es la antípoda de esa visión con un concepto que se puede aplicar no sólo al ámbito de los negocios, sino a cualquier relación humana.

Preguntar por qué
—¿Dónde naciste?

—En Paraná, en barrio Pagani, cerca del Club Universitario, donde tengo mi casa actualmente.

—¿Cuáles eran los juegos en la infancia?

—Salíamos a andar en karting arrastrados por las bicicletas. En el arroyo Manga había un puentecito desde donde mirábamos la zona del seminario. Ir hasta allí en bici era hacerlo a un lugar exótico, agreste y muy lejano, pues no existía el barrio Lomas del Mirador. Era una sana y verdadera aventura.

—¿Alguna afición en particular?

—Nuestros viejos nos inculcaron el deporte. Jugábamos al fútbol –aunque soy la sombra, porque juego de cuatro– y hacía ciclismo, y hago natación hasta la actualidad. El ciclismo fue por mi viejo, un gran ciclista. En la Secundaria hice teatro.

—¿Practicaste ciclismo junto con tu papá?

—No, porque lo hizo en su adolescencia y juventud.

—¿Qué actividad laboral desarrollaba?

—Fue radiotécnico: arregló máquinas y los aparatos de la Base Aérea y de los aviones, fabricó radios y fue un gran docente en la Escuela Industrial –todavía muy recordado.

—¿Tuviste una vocación definida?

—No, pero sí la inquietud de hacer cosas diferentes y siempre remaba contra la corriente porque no me gusta aceptar las cosas como están dadas; me gusta tratar de crear e innovar.

—¿Cuándo comenzaste a trabajar?

—A los 13 años mi padre me ofreció un trabajo de administración con un amigo de él. Preguntaba mucho y porqué se hacían las cosas de determinada forma.

—¿Lo hiciste por necesidad?

—No, por una sugerencia de mi padre, quien me dijo que si generaba mis propios recursos desde chico generaría un hábito y una conducta. Me reportó satisfacciones interesantísimas como la de sentir a los 13 años una conducta diferente, sin que me alejara de los chicos de mi edad. Me compraba mi propia ropa y elegía cuándo ir al cine, pero con mis recursos, sin depender de otras personas.

—¿Nunca dejaste de trabajar?

—No. Terminé la Secundaria, rendí en Ciencias Económicas con los primeros programas y salí mal; estuve en el comercio, un tiempo en la administración pública, luego 13 años en bancos y en 1984 –cuando me casé– comencé a estudiar nuevamente. Hasta ahí fue el sacrificio de hacer la casa, trabajar por la mañana en el banco y hacer horas extras por la tarde, y a la noche ir a un estudio contable para aprender algo diferente.

El factor de la relación humana
—¿Por qué estudiaste Ciencias Económicas?

—Porque era lo más parecido a Administración de Empresas –que era lo que quería estudiar– y podía hacerlo en Paraná. Además un hermano ya estaba estudiando y me alentó.

—¿Te atraía algo en particular de este universo?

—En el banco estaba en la sección de Créditos y siempre discutí porqué plantear el sistema por medio de lo que la persona tiene como patrimonio, ya que puede tener mucho capital y no tener capacidad de pago. Cuando al Banco de Paraná –donde trabajaba– lo toma el Banco de Entre Ríos, un gerente de Créditos me da la posibilidad de desarrollar un sistema de capacidad de pago y poder capacitar a los gerentes. En 1988 comencé con auditorías de empresas y a viajar por todo el país, así que viajaba y estudiaba. Quería conocer bien las empresas por dentro, consciente de que el contador no está sólo para llevar los impuestos. En 1991 leí en Clarín que el doctor Lair Ribeiro venía a la Argentina para hablar sobre la comunicación eficaz y Programación Neurolingüística (PNL). Desde 2000 me capacito con él cada vez que viene a Buenos Aires. Para mí era un sueño y me fascinó: es una persona excelente, muy abierta y que brinda métodos que al día siguiente podés aplicar.

—¿Hasta ahí no sabías nada sobre PNL?

—En la facultad lo dan muy por arriba –en la materia Recursos Humanos– pero no me sedujo demasiado. Lo que me dejó la facultad fue muy técnico y taxativo, mientras que la relación humana –para cualquier profesión– requiere de otra cosa.

—¿Qué ruptura tuviste con respecto a tu formación académica al aprender esta disciplina?

—Se fue dando a partir de la década del 90, cuando me di cuenta de que la facultad nos estaba ubicando en ser liquidadores de impuestos mientras que el espectro del contador necesita mucho de la comunicación, con lo cual se pueden abrir otros ámbitos, diseñar futuro, crear nuevas estrategias, ayudar a las personas a que se comuniquen para crear lo que no está creado, diseñar mundos diferentes donde podamos expresarnos sin miedos, aprovechar los potenciales y activar la Ley de Atracción –que por entonces era muy incipiente. Todo esto me lo despertó el autodidactismo, porque la profesión estaba acotada.

—¿En lo concreto, cómo reelaboraste tus objetivos?

—Al recibirme en 1991 proyecté no ser más dependiente, pasar a ser autónomo –con los desafíos de todos los días–, crear y generar. En 1993 –cuando me voy del banco– comencé con algunos clientes y tenía más tiempo para estudiar e indagar. En 2003 había acumulado mucho, pero poco registrado en títulos, entonces decidí hacer un posgrado de Gestión del Conocimiento y Capital Intelectual –que pocos tenemos en Latinoamérica. Ahí también tuvimos PNL, pero en forma más ordenada.

El miedo: un viejo recurso
—¿Cuáles fueron las primeras experiencias en las que trabajaste?

—Mi primer caso fue en un sanatorio, donde comencé a aprender sobre los distintos sectores, programas, canales de comunicación y modelos mentales –que son distintos a los de otras empresas porque se trabaja con el factor vida. Me permitió saber cómo la gente maneja sus emociones en situaciones extremas. Por eso también me puse a estudiar negociación, porque hay situaciones personales que son conflictivas. Armamos un programa que se llamó Calidad Mercosur.

—¿Qué deficiencias concretas observaste en ese ámbito?

—Que la comunicación que maneja el dueño de una empresa cuando no tiene otros recursos se hace en función de modelos viejos, como el miedo, el grito, degradar al ser humano y al otro día exigirle o darle tres palmaditas como que no sucedió nada. Aprendí sobre los estados de ánimo en cuanto a cómo alguien se resiente o se resigna –porque sabe que hay algo mejor pero piensa que no lo logrará. Y sobre las creencias: hoy está estudiado casuística y científicamente que el ser humano es lo que cree. También vi cómo algunos que ingresan a una empresa con un gran estado de ambición con el tiempo nivelan en función del sistema, que los destruye: hay cinco manos –sobre todo la del jefe– puestas sobre él y le dicen: “Mirá, acá nadie lo hizo, así que si querés mantener el puesto…”. Fue un impacto muy fuerte. Gracias a Dios los modelos van cambiando y hay sistemas de gestión de calidad en salud.

—¿Cuál es el mecanismo más difícil de remover en casos como este?

—El factor que decide todo son las creencias del ser humano. Cuando se instala una creencia en el cerebro actuamos en función de ella. Si creemos que no lo podemos lograr, el cerebro es muy obediente y no tiene creatividad. Funciona según los patrones que le introducimos y por nuestro lenguaje interno. En los cursos siempre digo que el lunes es el mejor día de la semana y me miran con cara rara. Pero reflexiono: el lunes estamos con trabajo –y cuánta gente busca trabajo–, con salud –y cuánta gente no la tiene para trabajar– y con libertad para decidir si me gusta el trabajo y buscar otro mejor. Y como si fuera poco el lunes está todo por diseñarse y la semana será como la hagamos, no como sea –salvo que se lo dejemos al Universo o a los demás para que la hagan. Siempre y a cada instante tenemos la capacidad de decidir; lo que pasa no es producto de la casualidad. También es producto de cómo percibimos la realidad. Si estamos preparados para ver en visión panorámica veremos los detalles, pero si sólo estamos preparados para ver unos pocos metros adelante y a los costados, no veremos el todo de un mundo complicado y veloz.

El cerebro y sus programas
—¿En qué contexto histórico nació la PNL y qué hitos de desarrollo tuvo?

—Surgió en Estados Unidos en la década de 1970 con un estudiante de Psicología y un profesor de Lingüística –John Grinder y Richard Bandler– quienes sentaron sus bases. Estudiaron a tres psiquiatras que hacían punta en ese momento: uno había creado la Neurohipnosis, otra hacía Terapia Familiar y el otro fue el fundador de la Teoría Gestalt. Llegan a la conclusión de que nos manifestamos –hablamos, gesticulamos, respondemos o reaccionamos– a través de programas del cerebro. El desarrollo fue progresivo hasta nuestros días. Luego vino la segunda generación de psiquiatras y hoy es indiscutible en el ámbito mundial para generar entendimiento, vivir mejor, aprovechar nuestras cualidades y generar una empatía amplia con el otro para entenderlo mejor, aprovechar nuestras cualidades y generar una empatía amplia con el otro para entenderlo mejor y llegar a la palabra “nosotros”. Comúnmente hablamos de “yo” y “vos”.

—“Yo” es la palabra más nombrada en toda la humanidad. ¿Por qué Programación Neurolingüística?

—Programación porque estudia un modelo o programa que tenemos en el cerebro para nuestras conductas y acciones. Neuro porque se da en el ámbito de los procesos neurológicos; pero además respondemos con las emociones y sentimientos, y básicamente con nuestros gestos.

—El lenguaje corporal.

—Que es el más influyente de todos, a tal punto que los máximos especialistas dicen: “Nunca escuches lo que dice, sino mira cómo lo dice a través de sus gestos”. El lenguaje es palabra, emoción y gesto, en una rueda de coherencia.

—¿Es una rama de la Psicología o ya constituye una disciplina propia?

—Habría que revisar los convenios internacionales para saber si es una disciplina propia, pero es una ciencia que se aplica en la Psicología.

—¿Cuáles fueron los campos originales de aplicación y hacia dónde se extendió luego?

—Básicamente en la Psicología en cuanto a estudio de casos, terapias y saber porqué el ser humano responde de determinada manera; se extendió al campo de la educación para analizar cómo pasamos por los cuatros estadios del aprendizaje –de la ignorancia a la información, de esta al conocimiento y de este a la sabiduría– y luego a las diversas ciencias del ámbito empresarial.

—¿Estados Unidos está a la vanguardia?

—Sí.

—¿Cuáles son los puntos de contacto y las diferencias con las técnicas de Inteligencia Emocional (IE)?

—¡Qué buena pregunta! Los puntos de contacto son todos y las diferencias son sutiles. La PNL estudia programas cerebrales. Cuando recibimos un estímulo pasa por nuestros filtros, llega al cerebro, lo revisa según nuestros patrones de información, traduce e interpreta, y con otro filtro –el lenguaje– expresamos con palabras, gestos y emociones. La Inteligencia Emocional es el dominio que tiene el ser humano para administrar –no controlar– sus emociones frente a los estímulos, y lograr determinados objetivos. La IE está dentro del metaprograma de comunicación, porque es la forma en que administramos la emoción. También es fundamental lo que se interpreta porque tenemos tantos mundos como modelos interpretativos. El mundo de sentido personal es la forma en que tomamos los estímulos, los pasamos por los filtros, los revisamos y respondemos según nuestra interpretación –no con la realidad plena. Paul Watzlawick es autor de un libro titulado ¿Es real la realidad?; la realidad es una ilusión: vivimos construyendo nuestra historia de vida. Lo que podemos es hacernos cargo de nuestra propia interpretación.

—¿Qué se hace una vez que se diagnostica determinada situación?

—Es un aprendizaje. Se comienza por revalorizar al ser humano en cuestiones claves como la de ayudar a ver que todos somos distintos y que lo que pienso es como observador –con mis creencias, trayectoria, habilidades y experiencias. Por eso es tan rico el proceso de escucha efectiva. Hay que ayudar a las personas a que descubran que hay amplitud de métodos y procedimientos para aplicar, y que pueden ampliar su visión para obtener mejores resultados. Requiere hacerlo gradualmente y generar un ámbito de confianza y comunicación, para que se den cuenta y lo hagan propio. Por eso se trabaja con negociación, comunicación inteligente y PNL, y lo último aplicar la estrategia y métodos.

—Convengamos que la formación dominante en el ámbito empresario, comercial y de las ciencias económicas, es la noche y el día respecto de estos conceptos.

—Va según la inquietud que cada cual tenga o le guste. Cuando descubrí a Lair Ribeiro leí dos cosas muy fuertes que las hice propias: “Amando lo que se hace se termina haciendo lo que le gusta, si perdura en el tiempo” y la otra es que “Nunca tendremos una segunda oportunidad de causar una buena impresión”. Cada cual elige. A mí la parte de los impuestos y las normas no me seduce. Fue un accidente estudiar Ciencias Económicas porque me era lo único posible al estar en Paraná y con familia. Coincido en que suena raro porque la gente tiene una creencia: “Contador: números”. “Médico: soluciona problemas solamente físicos”. En las empresas de la región ves un gran cartel, entonces pensás que tienen todo organizado, procedimientos y que la gente ingresa con un proyecto de vida extraordinario… pero cuando entrás, encontrás lo cotidiano: “estoy peleado”, “no te entiendo”, “sé lo que te digo porque soy el jefe”… En este sentido está todo por hacerse.

—¿Cuál es el factor más recurrente en el ámbito empresario y de las organizaciones, que incluso se lo considera eficaz y productivo?

—Está definido según la actividad de la empresa. En el sector primario se viene de descendientes de inmigrantes que trabajaron de sol a sol, entonces el paradigma es que la gente se tiene que mover permanentemente. Si está mirando para arriba –tal vez imaginando un sistema genial– es un tonto y no lo dejan. En el sector del comercio se buscan resultados sin método, cuando se trata de una actividad netamente relacional y la comunicación juega al más alto nivel. Hay falencias tremendas: el antiservicio; no se saluda ni se dice “en qué lo puedo ayudar”; se atiende según la forma en que el cliente está vestido… En todos los sectores lo que se puede hacer es mejorar al ser humano en los perfiles de vida, por lo que dará más rendimiento en el trabajo. La gente quiere resultados sin preparar al generador de ellos; obviamente esto es en términos generales.

—¿En qué momento se puede decir que se ha revertido un proceso?

—Nunca estará consolidado porque el mercado exige realidades diferentes y estamos en permanente aprendizaje y cambio para bien.

El desafío de la computadora
—¿Cómo incide la omnipresencia de la computadora, teniendo en cuenta que el planteo básico de la PNL es la buena comunicación personal?

—Estamos en un mundo que es diferente del anterior y no comparable. Todo exceso es malo. Hoy estamos conviviendo con integrantes de cuatro generaciones: los de la década del 40, los “baby boomers” (explosión de natalidad)–que nacieron en el 60–, la del 70 –con otros parámetros y tendiente a la computación– y la 2.0 –del nuevo milenio– que tiene muy poco arraigo con el trabajo y con la visión a largo plazo. La computadora bien utilizada es muy importante. Ahora tenemos miles de bibliotecas disponibles y podemos ampliar los conceptos. La cuestión es para qué la utilizo y cuánto tiempo estoy frente a ella. Es un desafío. Si la utilizo como un medio para llegar a un fin es fantástico porque tengo más tiempo para distraerme, ejercitarme, aprender, y descubrir más realidades y mundos. La computadora nunca sustituirá la comunicación personal porque no veo los gestos, no puedo interpretar y no tengo otra réplica que la del lenguaje que utilizo en la escritura.

—Que es otro lenguaje…

—Es un nuevo lenguaje que tiene su código. Además hay situaciones que personalmente se pueden arreglar muy fácilmente. Lo que da de bueno la computadora en la empresa es la simultaneidad. Lo que trae de aprendizaje es el mundo interpretativo, en el cual no se trabaja. Pero hay que preparar a la gente para que sepa qué es lo que puede tratar a través de la computadora y qué personalmente. Si faltan las reuniones de trabajo falta un eslabón de la cadena. La persona nunca será sustituida.

—¿La PNL abarca al coaching (entrenamiento)?

—El coaching es una técnica y la PNL es más amplia porque se trata de modelos comunicacionales aplicados y formas de percibir el mundo.

—¿Para qué te capacitaste en coaching?

—Para ayudar a los empresarios y por un gusto personal en cuanto a descubrir algo nuevo. Mi planteo fue el de dejar de ser consultor aconsejando lo que deben hacer –y tratando de que lo hagan propio– para, en cambio, ayudarles a descubrir mediante preguntas qué es lo que tienen en la cabeza y que desarrollen sus propios modelos. Es un desafío distinto porque me tengo que “olvidar” de sugerir y hacer un esfuerzo para que con sus códigos descubran una realidad distinta –a partir de sus emociones– que son las que los mueven.

Cómo motivar a los escépticos
—En qué otros ámbitos es efectiva la PNL fuera de la empresa?

—Se puede aplicar fantásticamente bien en la educación. Tengo unas horas de cátedra en Gestión de Calidad –más por deporte– en una facultad privada. Sirve para motivar a los adolescentes y jóvenes, y hacerles descubrir un mundo a partir de su protagonismo. Los chicos están muy descreídos, con el concepto de que no se puede, con la autoestima destrozada y mirando a los grandes “ídolos” de la televisión. Aplicando estas técnicas podés ayudarlos a descubrir que se puede, inducirlos a la lectura en serio, explicarles que cualquiera puede aplicar la Ley de Atracción –porque es científica y no esotérica–, que todo lo que conseguimos es producto de nuestro pensamiento y afirmaciones, aplicar la visualización y la técnica maravillosa de escribir para lograr objetivos y resultados. Y también entre amigos, cuidando de incluir estos términos en ambientes muy escépticos, porque la gente está muy descreída. Se puede aplicar en cualquier ámbito, siempre que sea con integridad, coherencia y seriedad.

—Aunque no tiene que ver con tu disciplina, ¿a qué atribuís ese diagnóstico de situación que observás en la facultad?

—Es mi visión, pero creo que está fallando la familia porque está desmembrada, y que es donde se crean los valores, vivencias, la honestidad y secuencia de realizaciones que se harán a futuro.

—¿Está desmembrada o mutando en cuanto a su estructura y fundamentos tradicionales?

—Mutando, pero en un sentido de mucho facilismo. Los valores de unidad, progreso, de crear juntos, generar respeto y autoridad, se están perdiendo. Si alguien no me hace caso le doy un cierto dinero y ya no tengo problema porque se fue. Pero, ¿dónde se fue? Por otro lado hay un contexto en el cual se perdieron los límites: está bien que no los haya para el desarrollo y la creatividad, pero sí para la educación, lo que se puede y lo que no, en la moral, en los medios de comunicación y en el lenguaje. En el ámbito educacional: ¿Qué nivel de dedicación pone el docente y cómo está preparado? Hay programas con 20 años de atraso que se están ejecutando hoy, en un mundo en el que cualquier docente debiera saber sobre modelos mentales e instintivos, PNL, factores perceptivos y lenguaje de gestos. El sistema educativo cada vez tiene menos cantidad de clases, la calidad es terriblemente nociva, y la creatividad y la motivación no existen como materias.

—¿Cómo te transformó personalmente la PNL?

—Primero, aprendí a apreciar al ser humano que tengo delante. Por otro lado, poder comunicarme más rápido, e interpretarlo con su canal de comunicación y su mundo.

—¿Más rápido es sinónimo de mejor?

—Es sinónimo en tanto y en cuanto tenga un objetivo concreto. A veces damos muchas vueltas para entender al otro sobre lo que quiere. Pero en términos generales no siempre más rápido es sinónimo de mejor.

¿Qué es el capital intelectual?
El concepto de capital intelectual se incorporó en los últimos años tanto al mundo académico como empresarial para definir a las aportaciones no materiales que en la era de la información se entienden como el principal activo de las empresas del tercer milenio.

Según Anmie Brooking no es nada nuevo, sino que estuvo presente desde el momento en que el primer vendedor estableció una buena relación con un cliente. Más tarde, se le llamó fondo de comercio.

Lo que sucedió en el transcurso de las dos últimas décadas es una explosión en determinadas áreas técnicas clave, incluyendo los medios de comunicación, la tecnología de la información y las comunicaciones, que proporcionaron nuevas herramientas con las que se ha edificado la economía global. Muchas de ellas aportan beneficios inmateriales que ahora se dan por descontado, pero que antes no existían, hasta el punto de que la organización no puede funcionar sin ellas. La propiedad de tales herramientas proporciona ventajas competitivas y, por consiguiente, constituyen un activo.

PNL y la Ley de Atracción
Los estudiosos de la Ley de Atracción –un concepto presente desde siempre, aunque en la actualidad abordado y aplicado científicamente– sostienen que “atraemos lo que pensamos”, es decir que los pensamientos son tan poderosos como las mismas acciones, ya que en ambos casos se trata de energía.

Se sabe que existe energía positiva y negativa, y la forma en que se estructuran los deseos –y la potencia y sinceridad de los mismos– generara de regreso el deseo de manera positiva o negativa.

La teoría explica la capacidad de causar cambios notables, con la gerencia eficaz del pensamiento y la utilización legítima de las energías positivas. También supone que la adherencia fuerte a una manera optimista del pensamiento puede ayudar a superar situaciones negativas.

Enlace a la Nota Original del Diario Uno:

No hay comentarios:

Publicar un comentario