viernes, 23 de abril de 2010

¿Por qué la persona no rinde en su lugar de trabajo?

Es común en la actualidad que el nivel directivo de las organizaciones se haga la pregunta acerca de: “porqué el personal, en su puesto de trabajo, no rinde en los niveles esperados?”, o porqué se contagia de lo negativo más que de lo positivo?, o porqué se irrita o reina el mal humor?, o el caso de personal incorporado que ingresa con mucha iniciativa y al tiempo tiende a “nivelar hacia abajo”, haciendo sólo lo que le piden...
Podemos listar más situaciones al respecto.

Al tratar de encontrar las causas de tales comportamientos, es frecuente que quien dirige tienda a pensar que ha dado todas las indicaciones necesarias y que ahora la responsabilidad por los resultados es imputable sólo al trabajador o colaborador. Lo que el Directivo rara vez analiza es que ese colaborador está continuamente expuesto a distintas influencias que recibe de su entorno laboral (equipo, directivos de la empresa y clientes), y que tiende a actuar en función de estas influencias. Sumado a ello sus creencias, sus miedos, sus convicciones respecto al trabajo, la comunicación franca y sincera o la falta de ella y el interés demostrado por cada directivo a la hora de actuar con su equipo, también influyen sobre el rendimiento del personal, generando motivación, indiferencia, o desánimo, a la hora de alcanzar resultados.

Como el empresario Pyme generalmente se hizo y creció en base a un gran esfuerzo, sacrificio y actuando solo, o acompañado de su esposa e hijos, uno de los grandes desafíos a asumir es el de la conducción de su personal. Lo que significa, entre otras cosas aprender a liderar, a delegar, a compartir y sensibilizar al equipo, administrando sus emociones, para que actúen conforme a sus objetivos.

Para interpretar lo expuesto, podemos hacer una comparación entre lo que sucede en el deporte, más precisamente en el fútbol y su paralelismo con el equipo-empresa.

En el fútbol los jugadores entrenan antes de salir al campo de juego. Se conocen, se equivocan, aprenden, para luego jugar y generar resultados. En este contexto el Director Técnico alienta, impulsa, analiza las jugadas, hace seguimientos, corrige, enseña, educa y alimenta la autoestima y el espíritu de logro del equipo, entre otras cosas. También infunde confianza en sus jugadores, a fin de que adquieran convicción, autoestima y coraje para hacer buenos pases, buenas jugadas y más goles, (en términos de resultados). Los jugadores salen a jugar sabiendo lo que se espera de ellos, es decir el resultado que deben alcanzar, dado que fue acordado y consensuado antes de salir al campo de juego. En consecuencia las jugadas del equipo responden a una táctica y estrategia preconcebida. Y adquieren mayor performance cuando mayor es el entrenamiento, la comunicación y el entendimiento alcanzado. Así, todos los miembros del equipo adquieren plena conciencia que deben colaborar, pues saben que cada partido es único, que siempre se están jugando su permanencia en el puesto y que cada resultado es parte del campeonato que se disputa a cada momento.

Ahora traslademos esta analogía al ámbito de la empresa. También aquí hay un equipo o al menos un grupo que debe jugar “un juego de equipo”. Al igual que en el fútbol, sus integrantes también requieren entrenamiento constante, nuevos aprendizajes, buena comunicación, adecuado seguimiento, atención de sus emociones, y estímulos positivos que alimenten su espíritu de logro. También se requiere que cada trabajador tenga claramente definida su responsabilidad y pueda identificar, entre otras cosas, en qué lugar del campo de juego juega, qué importancia tiene lo que él produce, con quien debe relacionarse en las jugadas y las consecuencias de no hacerlo. Y además es necesario medir los resultados generados en los distintos puestos de trabajo, comunicarlos a cada integrante y hacer un seguimiento inteligente, a fin de generar la conciencia de interés y mejora sobre cada trabajador. Estas situaciones alimentan su autoestima, evitan prejuicios y desánimos y constituyen una manera inteligente para lograr mejora sostenida y orientar el rendimiento del equipo, tanto en lo individual como en lo colectivo, hacia el logro de los objetivos empresariales.

En tal sentido, la capacitación y el entrenamiento constante del equipo de trabajo, incluido su Director Técnico, (Directivo), constituyen una llave estratégica para el logro de rendimientos crecientes, hacia el desarrollo cuantitativo y cualitativo de la empresa en su conjunto.

En una próxima entrega completaremos el análisis, abordando algunos trabajos de campo realizados en nuestra consultora, sobre este particular.

Como anticipo de ello la casuística es reveladora: el exceso de tareas y urgencias, la falta de comunicación, las áreas grises en los procesos y en las responsabilidades del personal, el no tener claro los objetivos a alcanzar y la presión por los resultados a corto plazo, entre otros, son los factores más limitantes sobre el rendimiento.

Veremos entonces como podemos desandar este camino, a fin de que todo el esfuerzo del empresario y su equipo rinda sus frutos, y pueda así preservar la salud y el rendimiento de su empresa, impulsando su mayor activo: su gente!

Dr.Rodolfo Pacher- Capacitador- Especialista en Comportamiento Organizacional y Gestión de Calidad

Nota Publicada el 23 de Abril de 2010 en el Diario Uno de Entre Ríos, Suplemento "La Voz del Profesional".


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