martes, 30 de noviembre de 2010

Si Ud. está demasiado cómodo, seguro que se estacionó en un paradigma

En un mundo veloz e interactivo como el que vivimos, la exigencia de cambio y aprendizaje permanente es un imperativo para percibir, concebir y actuar dentro de una realidad fugaz, donde lo único constante es “el cambio”.
Ahora bien, cabe la pregunta: Si la afirmación anterior es verdadera… porqué los cambios terminan siendo en la mayoría de los casos una amenaza?
Surge así el “paradigma” de la resistencia al cambio, a quedarnos en un área de Comodidad o Confort, donde nuestra actuación, acciones y resultados nos resultan cómodos, convenientes y conocidos. Aún cuando estos resultados no sean “precisamente” los que estamos buscando.
Es algo así como quedarse en lo “malo conocido”, (dicho popular), antes que innovar rompiendo paradigmas. Por ello creo que bien vale detenernos  y reflexionar sobre el propio concepto de “paradigma”, y algunos fenómenos asociados.
Thomas Kuhn, epistomólogo y físico estadounidense definió, en el siglo pasado, un paradigma como “un conjunto de creencias compartidas o de sabiduría convencional acerca de las cosas”.
Pero… que es un paradigma para cada quien? De manera sencilla podemos definirlo como un concepto  que nos lleva a la idea de una creencia, que una vez instalada y arraigada en nuestra estructura psicológica, la perdemos de vista de manera consciente y comienza a actuar en automático, influyendo de manera determinante en nuestras percepciones del mundo. Los paradigmas influyen en nuestras ideas, valores, patrones, actitudes, conductas, hábitos y costumbres; influyen en la familia que tenemos, en la empresa,, en la sociedad en la que convivimos y en el país que habitamos, entre otras cosas.
Cuando un paradigma se instala en nuestra mente, nos hace pensar y actuar de determinada manera, y a la vez dentro de determinados límites. El paradigma sólo permite ver y actuar de acuerdo a los límites que establece.

Efecto paradigma
Por la propia naturaleza del cerebro y de las estructuras de aprendizaje, tendemos a rechazar aquello que no es convencional, que no corresponde a lo que estamos acostumbrados a pensar o hacer, que no se enmarca en el paradigma que conocemos. Es lo que se denomina  Efecto Paradigma. Es un bloqueo que nos impide ver ciertas situaciones, pues al estar tan convencidos de nuestra propia realidad, cuando nos presentan una distinta, hay imposibilidad para percibir, se bloquea el análisis racional, por consiguiente tendemos a rechazarla. Ya que romper el paradigma supondría un trauma, destruiría nuestra manera de ver el mundo y su  lógica subyacente.
Si consideramos que el cambio es un fenómeno natural y propio de todo ser humano, no cambiar es antinatural, dado que va contra nuestra esencia. Entonces cuando por costumbre o miedo no nos “habilitamos al cambio”, ,nos quedamos estancados. Y es allí cuando comenzamos a tener conflictos con nosotros mismos y con los demás, producto del paradigma en el que estamos. Todos los demás lo perciben, menos nosotros. Terminamos “estacionados”, en nuestra realidad, sin poder avanzar.

 Darse cuenta
Muchas veces cuando presentamos una idea innovadora, un proyecto, una propuesta o detectamos un área en la que podemos mejorar, nos encontramos con una respuesta de rechazo, y no por ello debemos desanimarnos, pues es parte de la respuesta pre-programada del cerebro. Y lo mismo debemos tener en cuenta cuando nos presentan una idea y la primera reacción es desestimarla.…Seguramente necesitamos analizarlo en mayor profundidad, desarrollar la idea, o incluso, inspirarnos para otro concepto más adecuado.
La clave del verdadero cambio comienza por darnos cuenta, por tomar conciencia del lugar donde estamos, reconocer y aceptar la necesidad de cambio en el “ aquí y ahora”.
La “acción de cambio” comienza a desencadenarse cuando hay necesidad, cuando nos sentimos incómodos, cuando nos comenzamos a cuestionar. Cuando ello ocurre y  “desatamos una situación”, comenzamos a plantearnos nuevos objetivos, por consiguiente se abren las posibilidades de cambio y aumenta nuestra autoestima.

La buena noticia
La buena noticia es que la realidad que vivimos es “un todo complejo” y por consiguiente siempre nos presenta la posibilidad de cambiar. Además otra buena: tenemos la capacidad de elegir si queremos cambiar o no, “el cambio es una cuestión de elección”. Es  cierto que requiere decisión, coraje y acción, (no es mágico). Y por sobre todo, clarificar hacia dónde queremos ir con nuestra vida, con nuestros objetivos, con nuestros sueños, lo cual nos dará suficientes motivos para administrar nuestras emociones y deseos, cerrar los ojos y abrir nuestro corazón al cambio.

Dr. Rodolfo Pacher. Especialista en Comportamiento organizacional y equipos de trabajo. 

Nota Publicada el Viernes 19 de noviembre en el Diario Uno de Entre Ríos, Suplemento "La Voz del Profesional".

1 comentario:

  1. la vida te lleva donde generalmente grandes hijos de puta creen que tener que ir sin ningun tipo de objecion ,oportunidad ,salvo el "bueno,entonces no entras al sistema"

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