jueves, 8 de noviembre de 2007

La Prosperidad Personal

Una decisión que lidera nuestra actitud

Muchas veces nos preguntamos si alguna vez llegaremos a ser prósperos, como si ello fuera algo que está en un punto de nuestra vida, lejos aún de donde nos encontramos o imposible para nosotros.
En realidad el hecho de generar riqueza, en sentido amplio, es, sin lugar a dudas una ambición de muchos y una realización de pocos.
Primera verdad: Para ser una persona próspera en la vida, necesitamos desarrollar nuestra propia conciencia y convicción de prosperidad. Buenas noticias: la prosperidad tiene poco que ver con la suerte y mucho que ver con nuestros estados internos, nuestra forma de concebir el mundo, de relacionarnos y de respetar ciertas leyes que nos conducirán a ser personas prósperas.

En Camino entonces
Necesitamos distinguir lo que es conciencia de prosperidad, que es distinto de ser una persona rica económicamente. Alguien puede tener inmensas fortunas y aún así ser totalmente desdichado. Sin embargo, tener conciencia de prosperidad es mucho más amplio. Quien ha adquirido la conciencia de ser próspero, hace más con menos esfuerzo, aplicando la inteligencia humana y como consecuencia logra también una situación económica adecuada y saludable.
Ser próspero implica un estado mental susceptible de ser adquirido por cualquiera de nosotros. A consecuencia de ello nuestro bienestar se incrementa, y comenzamos a conseguir, a lograr cosas que nos parecían imposibles o que, alguna vez, creímos decididamente que no eran para nosotros, incluida una situación económica mejor, donde se invierten algunos códigos: en estado de prosperidad el dinero comienza a trabajar a nuestro servicio, en lugar de nosotros trabajar para obtener el dinero. Increíble? No, sólo que conocemos poco de las leyes por las cuales se rige nuestro cerebro, entonces, nos gana el estado de conciencia de pobreza, de escasez y dejamos todo nuestro auto liderazgo personal a merced de factores totalmente externos.

Las paradojas
Es paradójico, pero real. El 85% de las personas exitosas en la vida han tenido una infancia difícil, o al menos de grandes sacrificios.
Es que los hábitos adquiridos desde pequeños forjan al ser humano, lo templan, le dan y despiertan su fuerza y energía interior. Quizás no entendemos si nuestro padre aún pudiendo mantenernos, nos hace trabajar para lograr ciertas cosas que necesitamos. La conciencia de logro se adquiere o despierta con más fuerza cuando comenzamos a generar nuestros propios recursos que cuando nos lo dan. Se aprende también que uno debe dar algo para recibir algo. Se gana además en seguridad y realizaciones.
La abundancia se da y se desarrolla cuando cada uno de nosotros ejercemos la rueda de dar y recibir, con integridad y totalmente convencidos de que ello funciona!
Sin embargo hay personas con serias dificultades para dar, otras para recibir y otras para ambas cosas. Los primeros entran dentro de la categoría de egoístas, los segundos son soberbios, y los terceros viven en un estado de esterilidad permanente, cuyo síntoma es el estrés y la angustia. Otra buena noticia: Existe una cuarta alternativa, que es estar dispuestos a dar y recibir. Es la libertad de ser auténtico y de participar con el otro, con las otras personas y no a pesar de ello como algunos creen.

Una rueda de tres fuertes rayos
La prosperidad comienza tomando decisiones para nuestra vida y actuando en consecuencia, sin quedar en la intención. Preste atención, es más sencillo de lo que Ud. cree.
El primer rayo de la rueda: Desarrollar o revitalizar nuestro sentido de la gratitud. Solamente lo invitamos a reflexionar... Piense cuántas veces en los últimos tiempos ha dado gracias por todo lo logrado, lo que tiene, lo que aún no tiene, su familia, sus hijos o esa persona que conoció en el día de hoy, gracias por sun trabajo, su salud y tantas cosas más y piense cuántas veces se ha quejado, al levantarse, por el transporte, el trabajo, la gente, el jefe, el mal humor y tantas otras cosas más. La primera ley universal en el camino a la prosperidad es que si realmente la anhelamos, entonces necesitamos aprender a vivir con gratitud en nuestro corazón.

La Gratitud es la madre de todas las virtudes, entonces si realmente quiere obtener algo comience por apreciar lo que tiene.

El segundo rayo de la rueda: El lenguaje. Hay un lenguaje que no genera acción alguna y otro que si la genera. Decir que hace calor o que no lo hace no cambiará el curso del día, (aunque puede agregar mal humor). Ahora aprender a saber pedir lo que uno necesita, (animarse), de la forma correcta y en el momento oportuno es un desafío que pocos alcanzan. El común de la gente se refugia en el dicho popular: “pidamos, total el nó ya lo tenemos asegurado”, con lo cual posiciona de antemano una actitud netamente perdedora”. Luego, cuando lo presagiado en realidad sucede, (pues ya lo habían concebido en su mente), no hacen más que afirmar: “vistes, te dije que me iba a pasar” y mueren en el intento.
El camino es más directo y comienza con afirmaciones positivas que predisponen nuestra actitud, nuestra motivación y desencadenan el mecanismo generador de energías de nuestro cerebro inconsciente..

El tercer rayo: Arriesgue. La vida es riesgo y hoy vivimos o necesitamos aprender a vivir en contextos de riesgo planificado. Escribir nuestros objetivos es arriesgarse, pero también es el mecanismo que pone a andar nuestros motores mentales. Así de increíble, así de verdadero!
Si quiere pensarlo en el ámbito de la empresa o del trabajo, también funciona. Lo único susceptible de ser alcanzado con probabilidad es aquello que se ha exteriorizado, y ello ocurre sólo si escribimos. Sin escribir, teniendo ideas en nuestra cabeza, son solo sueños sujetos a nuestras emociones y éstas son tan variables que muchas veces pueden intentar que desviemos el camino. Cómo evitarlo? Escribiendo nuestros objetivos con convicción.

Nuestro propósito de vida
El tema de la prosperidad personal no se agota en lo dicho, por el contrario, apenas comienza. Por ahora ya tenemos algunos ejercicios para practicar, vamos, comencemos!. Recordemos que el proceso creativo que nos conduce a la prosperidad hará que tengamos un verdadero propósito de vida y ello genera, entre otras cosas: más rendimiento y motivación, más juventud y menos envejecimiento y obviamente, irán desapareciendo los problemas financieros, debido a que nuestro estado y nuestros pensamientos dejaron de atraer situaciones negativas a nuestra vida. Y esto es universal, funciona, y también es parte de nuestro liderazgo personal!!

Cr.Rodolfo Pacher- Capacitador- Especialista en comportamiento organizacional

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